¡Todos abajo! Había que intentar sacar el pick up del atolladero y como quiera que, aunque las ruedas giraban, el vehículo no se movía era necesario empujarlo. Maniyel y Francisco, con buen criterio, colocaron debajo de las ruedas unas ramas de palmera que encontraron al borde del camino. Un par de veces intentamos mover el pick up. Mientras ellos empujaban yo intentaba guiarlo en segunda para sacarlo de allí, pero nada. Ya empezaba a considerar la opción de llamar a Fr. David y decirle que nos habíamos quedado atrapados cuando antes se me ocurrió probar con la marcha atrás. El pick up se movió un poco y volvió de nuevo a su posición, pero se había movido, eso era esperanzador. Observé la parte delantera de la carretera, justo por delante y un tanto a la izquierda de la rueda izquierda el terreno parecía algo más firme. - Si consigo llegar hasta allí con la rueda delantera es posible que podamos salir de aquí.- Pensé. Así que comencé a mover el pick up con la marcha atrás metida consiguiendo un vaivén, embragando lo justo hasta moverlo y dejarlo caer para volver a embragar en el momento justo y conseguir que el movimiento fuese más amplio. Después de cuatro o cinco vaivenes a la que caía hacia adelante metí segunda, moví el volante y busqué terreno más firme. El viejo camión se movió en el barro, encontró algo de apoyo y ayudándolo con el volante salió de la trampa.
La mezcla de sentimientos entre alegría y alivio fue general entre los que nos encontrábamos allí, mientras nuestras miradas se cruzaban, sin mediar palabra, nos felicitábamos agradeciendo que la situación se hubiese resuelto.
Sin perder más tiempo reanudamos la marcha hacia Mori con la lección aprendida, la tensión relajada y alguna que otra porción del camino sobre la ropa. No hubo más complicaciones hasta llegar al destino. En algunos momentos el pick up llegó a marchar un par de veces de costadillo pero resultó incluso divertido.
Ya en Gumbo Fr. David no estaba listo, estaba esperando al Secretario del Obispo y había habido un cambio de planes. Ya no iba a llevar a Fr. David hasta Mori sino que iba a llevar a un montón de gente que no tenían transporte al tiempo que Fr. David llevaba al Secretario del Obispo en otro vehiculo. El ambiente era muy alegre, mientras esperábamos, para salir ambos coches a la vez, se hacían bromas y risas entre los que íbamos a viajar. Dejamos Gumbo cerca de quince personas. Tres en la cabina y el resto en la cama, acomodados como solo ellos/as sabían cómo. El número de viajeros que se sumaban a la excursión aumentaba conforme avanzábamos por el camino de Gumbo hacia la carretera general. Todos los que tenían intención de ir sabían que nos dirigíamos a Mori y no querían perder la oportunidad de un transporte. Una vez en la carretera general aún paramos otra vez más para recoger algún material que llegaron a encajar, no sé cómo, entre sus pies. El pick up pesaba lo suyo con aquel cargamento de almas, había que conducirlo con prudencia y tacto, pero no dejaba de ser divertido. Estas son cosas que puedes hacer aquí, que se toman como normales, nadie dice nada y además todo el mundo pasa un rato divertido.
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Llegamos a Mori, metí el pick up hasta adentro y todo el mundo se bajó envueltos en risas y alegría. Los preparativos ya estaban en marcha cada uno se unió a los diferentes grupos que ya organizaban todo.
El desenlace enseguidica....
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